Una amenaza de ultimátum en la disputa energética aumenta la presión de Estados Unidos a México

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La Casa Blanca prepara, según ‘Reuters’, una última advertencia a México antes de abrir la puerta a las sanciones bajo el tratado de libre comercio. La secretaría de Energía responde: “somos un Estado libre y soberano”

Tanto funcionarios del Gobierno como legisladores estadounidenses, sobre todo el ala más radical del partido republicano, han elevado la presión hacia México en las últimas semanas criticando abiertamente al presidente Andrés Manuel López Obrador por la alta inseguridad, su política comercial o la polémica reforma electoral. La más reciente presión llegó este lunes, con una información de la agencia ‘Reuters’ que asegura que la Casa Blanca prepara un ultimátum para México en materia comercial, lo que aumenta el riesgo de aranceles. La respuesta del Gobierno mexicano ha sido firme. Subrayan que pese a tener la potestad desde hace meses para escalar la disputa a un panel de arbitraje, la puerta de entrada a las sanciones, Washington de momento no ha apretado el acelerador.

La información de Reuters sostiene que la administración de Joe Biden prepara un mensaje de “actúe ahora o aténgase a las consecuencias” destinado a México en las próximas semanas con referencia al estancado proceso de consultas del TMEC. Estados Unidos acusa a México de violar el tratado de libre comercio, el TMEC, al limitar la participación de empresas privadas en el sector energético mexicano.

En respuesta al reporte publicado este lunes la Secretaría de Economía dijo a EL PAÍS que “el medio para solución de controversias permitía que desde el 3 de octubre, ellos podían interponer el panel” de controversias. De fallar a favor de EE UU, el panel de arbitraje puede permitir la imposición de multimillonarios aranceles. Por su parte, la Secretaría de Energía respondió a este diario: “No hay ningún ultimátum, nosotros somos un estado libre y soberano. Con responsabilidad ambiental a la madre tierra. Por ende que no confundan”. Mensajes a la Representante Comercial de EE UU no fueron respondidos.

EE UU abrió un segundo proceso similar, para que México revierta una prohibición al maíz transgénico para consumo humano. El Gobierno estadounidense ve siete supuestas violaciones laborales en empresas mexicanas. Además, existe un proceso abierto en una corte de arbitraje entre una empresa estadounidense y el Estado mexicano por una presunta afectación a la inversión.

Esto refiere al ámbito económico, el cual representa solo uno de los múltiples frentes que EE UU ha abierto para presionar a México en los últimos meses. Legisladores estadounidenses se han quejado de la política de seguridad de López Obrador que, acusan, permite crucen la frontera altas cantidades de fentanilo, una poderosa droga que ha generado problemas de salud pública. El secretario de Estado, Anthony Blinken dijo la semana pasada que hay partes de México en donde la autoridad es el crimen organizado. Una semana antes, el equipo de Blinden publicó un reporte que expone desapariciones forzadas y asesinatos arbitrarios por parte de fuerzas de seguridad mexicana. Y, de manera más urgente, políticos y legisladores en EE UU han criticado abiertamente las iniciativas de ley que el Presidente mexicano ha intentado pasar para adelgazar los recursos y el alcance del Instituto Nacional Electoral (INE).

“Estamos viendo la unión de varios factores diferentes que realmente producen una tormenta perfecta en la relación bilateral”, dice Duncan Wood, vicepresidente del Wilson Center, un centro de análisis en EE UU, “todo esto se está uniendo de una manera que rara vez hemos visto antes”. La respuesta de México a los reiterados mensajes recibidos al otro lado de la frontera ha sido achacar una lógica electoral a los ataques. Ambos países celebran el año que viene elecciones presidenciales.

La narrativa positiva que ha llegado a los titulares sobre México en los últimos meses es la comercial, ya que la salida de empresas norteamericanas de China para trasladarse a países “aliados” a los EE UU, ha generado entusiasmo en México, uno de los países mejor posicionados para beneficiarse de esta nueva geopolítica. “Por lo general, por cada noticia mala que salía sobre México, había una buena”, cuenta Wood, “pero ahora hay tantas malas noticias del otro lado”.

“En momentos como este, cuando ves que se desarrolla este tipo de tormenta perfecta, necesitas desesperadamente tener aliados aquí en Washington, que den un paso al frente y digan ‘sí, sé que las cosas están mal, pero esta es una importante relación y México ha sido un buen socio’. Y simplemente no lo estás viendo ahora mismo y porque López Obrador ha invertido poco o ha descuidado por completo la relación con el Congreso, con la sociedad civil, con los think tanks aquí en Washington”, opina Wood.

En un encuentro con la Cámara Estadounidense de Comercio de México (American Chamber of Commerce of Mexico) el lunes, la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro dijo que para resolver la disputa energética están tratando de “presionar y trabajar junto con la Secretaría de Energía para que lo antes posible comunique las inversiones de amplicaciones al Sistema Nacional de Distribución”, el cual está en el centro de uno de los puntos de la disputa bajo el TMEC.

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