“Por un lado, tenemos la variabilidad natural, que después de estar tres años en un evento moderado de La Niña, pasamos a condiciones de El Niño, el cual está asociado con este tipo de temperaturas en nuestro país. Por otro, el cambio climático global también aporta a las temperaturas extremas que en el último siglo se han vuelto más probables e intensas”, dijo.
En un estudio que encabezó y publicó en enero de este año en la revista Nature, concluyó que las temperaturas extremas y lluvias han aumentado en casi todo el mundo y ha sido por la mano del hombre (eventos antropogénicos).
“La mayor parte del incremento se debe al cambio climático antropogénico, que viene de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el cual tiene un vida media en la atmósfera muy larga, que no se ha podido determinar todavía; sin embargo, va entre 50 y 300 años, por lo que, si no logramos bajar sus emisiones, se quedará guardado y continuará ocasionando efectos en el clima por un periodo muy largo”, acusó el especialista.
Aseguró que en las zonas urbanas hay mayores temperaturas que en las circundantes (rurales), debido a la influencia de las actividades humanas y las estructuras como edificios, unidades habitacionales, casas, fábricas, el asfalto, entre otras. Por tal motivo, el calor se acumula y se retiene, creando microclimas más cálidos.
También tiene que ver que hay una significativa reducción de áreas verdes y espacios abiertos. Ya que las zonas urbanas tienen menos vegetación en comparación con las rurales, la capacidad de enfriamiento natural por medio de evaporación y sombra de los árboles es limitada.
“En ciudades como CDMX hay otro factor que también interactúa: las islas de calor, que es cuando un paisaje natural se cambia por un paisaje urbano donde no corren los vientos, porque ya se hicieron cañones urbanos con los edificios, porque se amplió la superficie que puede recibir y almacenar la energía que viene del Sol para después emitirla. En pocas palabras, cambiamos el balance de energía local, el clima, y esto resulta en tres o cuatro grados más de temperatura en el promedio anual”, acusó.
Asimismo, se encuentra el fenómeno de El Niño, “un patrón climático que se produce de manera irregular en el Pacífico tropical y se caracteriza por el calentamiento anormal de las aguas superficiales del océano” que afecta el clima en todo el mundo.
Por todo lo anterior, asegura el especialista de la UNAM que todo lo que se vive en la actualidad es “una probadita” de lo que se puede esperar en las próximas décadas en cuanto al cambio climático. Añadió que en 10 o 15 años no hay control de lo que podría pasar, por lo que es importante que actúe de inmediato para mitigar las emisiones de carbono.
“Nos espera un panorama muy complicado”, finalizó.