EDC: 10 años de electrizar a México

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No todos los días se cumplen 10 años de formar parte de la escena cultural de la Ciudad de México, por esa razón, en la primera jornada de la edición 2024, 105 mil personas abarrotaron la curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez, que celebraron el evento musical con colores, personajes y un toque de nostalgia.

La old school siempre será la old school, y eso lo dejó más que demostrado Paul van Dyk con su presentación en esta edición del EDC, donde puso a reventar el espacio destinado para el escenario Stereo Bloom.

Más de 30 años detrás de las tornamesas y produciendo a nuevos talentos que hoy día comparten eventos con él, Van Dyk no dudó en preparar un set que trasladaría a los de arriba de 40 a sus años de secundaria y sorprendería a aquellos que hoy son el fandom de esta escena musical.

Ríos de personas comenzaron a peregrinar desde los otros escenarios casi una hora antes de la aparición del DJ alemán abarcando toda la superficie del skatepark y llegando hasta la pista.

Con la Luna en el punto más alto del cielo, Paul van Dyk, quien se ha confesado en ocasiones anteriores como un fanático de México, apareció en el escenario, y la gran, gran fiesta rave, explotó en color rojo.

Guiños de sus más recientes producciones como Guiding Light y Off The Record se hicieron presentes, así como sonidos de trance, house, techno y psytrance, con los que creció toda una generación que enloquecieron al público que ovacionó al DJ con aplausos y gritos.

Para cuando llegó el turno de Zedd en el Kinetic Field, a las 22:50 horas, muchos trataban de aguantar para lo que todavía faltaba.

Justo donde la pista del Autódromo da vuelta, la curva cuatro, muchos escuchaban las mezclas del DJ alemán acostados en el pasto, mientras que otros desplegaban sus mejores pasos de baile.

El también productor de 34 años hizo lo que mejor sabe hacer, llevar a sus fans en una montaña rusa de sonidos que mezclan el pop con el metal y la electrónica, todo bajo el calor de un escenario encendido en tonos naranja y rojos donde el busto de la mujer observaba con sus ojos abiertos.

Make You Say fue una de los temas que sobresalió en su set, recibiendo ovaciones del público que estaba más cerca del escenario y bailaba sin parar, para abrirle paso a una mezcla de Song 2, de Blur, con la cual resonó el ya conocido “¡Wohoo!” del tema.

Y mientras unos sacaban toda su energía moviendo el cuerpo, otros buscaban algo con qué calmar su sed… Ya fuera agua, café o cerveza, los más aventurados iban a los stands de bebidas buscando más opciones.

brillos y color

A las 10 de la noche, el escenario Circuit Grounds recibió a Camelphat. El entarimado se encendió en tonos púrpura, azul y rosa mientras una bandera de Egipto ondeaba y la imagen del perro Chems en un estandarte competía con la de Checo Pérez para ver quién llegaba más cerca del escenario.

La presencia de los británicos —Dave Whelan y Mike Di Scala— despertó la curiosidad de muchos de los asistentes al carnaval electrónico, por lo que rápidamente aquellos que querían disfrutar del house que hacen éstos también productores comenzó a atraer, casi como el flautista de Hamelín, al público.

Grupos de amigos vestidos como dragones se abrían paso entre el resto de la gente para encontrar ese espacio que a ellos les funcionaba mejor para vibrar al ritmo de temas como Higher, Believe, Critical y Hope, entre otros que completaron el set de 75 minutos que ofrecieron los originarios de Liverpool, Reino Unido.

Colores, muchos colores que por la noche se convirtieron en brillos, personajes de caricaturas, de mangas, de videojuegos, de animales extintos, superhéroes, hadas, duendes y hasta el mismísimo Jesucristo fueron sólo algunos de los asistentes al evento, pero entre todos esos atuendos que le dan vida exacta a un carnaval como éste, también están las y los chicos que sin temor a nada muestran orgullosos sus tatuajes y sus cuerpos en su mayoría a través de transparencias o redes.

El despertar

Pero el EDC no sólo es para jóvenes, los niños se divirtieron con sus papás que, sin duda, el asistir a un festival de música electrónica es un nuevo nivel desbloqueado en la convivencia paternal; pero también se hacen presentes aquellos que hace poco más de 30 años soñaban con un espacio así.

Sí, esa generación que va de los 40 a los 50 años y que en los 90 se escabullían a los rave son los que ahora reviven, aunque sea un fin de semana al año, aquella época donde los beats se apoderaban de la escena musical nacional.

La noche ya estaba de lleno en el Autódromo, la Luna subiendo poco a poco en el cielo y los miles de colores distribuidos por todo el recinto brillaban esperando la ya tradicional apertura del Kinetic Field, el escenario principal.

Miles de personas se fueron reuniendo en el escenario para volverse parte de esta experiencia. Muchos la repetían y para otros tantos era su primera vez. Banderas de Argentina, España, Reino Unido, México y Estados Unidos, entre otras, volaban sobre las cabezas de los asistentes, mientras que a la distancia se podían distinguir personajes como Pac-Man y el fantasma rojo, el extraterrestre que baila, a Wendy Guevara de cartón, astronautas y uno que otro unicornio que se mezclaba entre los asaltantes de La casa de papel.

Sólo habían pasado cinco minutos después de las ocho de la noche, cuando el gigantesco busto de mujer —que bien podría ser Medusa o una princesa de Oriente Medio— en el escenario despertó.

“Alive” se escucha decir a una voz mientras el busto se iluminaba con diferentes colores que simulaban la salida de rayos de luz por detrás. Las estructuras que flanqueaban el escenario brillaban al ritmo de los beats, mientras ella resplandecía haciendo que su público levantara sus teléfonos para captar el momento.

Oficialmente la fiesta había empezado, y aunque faltaron fuegos artificiales por causa de la contingencia ambiental que persiste en la Ciudad de México, eso no desanimó a la gente, a quien Showtek le dio la bienvenida con sus primeras mezclas de la velada.

Talento mexicano

Una ola de beats llegaron al escenario del Circuit Grounds cuando el dueto mexicano Tom & Collins puso en alto el nombre de su país. Así, sin contratiempo alguno, Jorge y Juan Pablo se subieron al entarimado y desde las alturas, donde generalmente están los DJ, comenzaron a llevar al público por un viaje por el house que hizo que poco a poco los presentes en ese escenario comenzaran a moverse a su ritmo.

A los pocos minutos de haber comenzado su presentación, a los mexicanos se les unió la Dj holandesa Chelina Manuhutu, con quienes realizó el B2B que estaba anunciado en el cartel. Y mientras la banda se movía a su ritmo, no faltaron las ráfagas de olor a mariguana que viajaban entre el público, mientras los beats aceleraban y desaceleraban.

Banderas de la comunidad LGBTQ+ no pudieron faltar entre aquellas que se ondeaban frente a Tom & Collins, pero también algunos carteles ya con el emblemático búho representativo del festival se hizo presente a través de la banda que no desperdició ni un minuto, de los 60 que mezclaron los mexicanos.

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